Publicado originalmente en Neumattic: «Desconectar más para conectar mejor» (18/1/11).
No habíamos terminado de navegar por los balances de 2010 y las previsiones para 2011 cuando la gigantesca ola de Quora nos arrastró de nuevo hacia las playas de la incertidumbre: ¿cómo vamos a gestionar nuestro tiempo ante la marea creciente de medios sociales?
Los superusarios de la red estamos llegando a un umbral de saturación que no sólo afecta a nuestro sueño, sino que amenaza nuestra capacidad para gestionar eficazmente tanta información, relaciones, aplicaciones, dispositivos y redes.
Por razones obvias, no disponemos de la perspectiva suficiente como para dilucidar si estamos evolucionando cognitivamente debido a internet, pero resulta previsible establecer que los nuevos modos de producción, difusión y consumo de información y conocimiento acabarán transformando nuestra cultura (porque así viene ocurriendo con todos los nuevos medios desde la imprenta hasta nuestros días).
Mientras nos aclaramos acerca de en qué dirección se producen esas mutaciones culturales, sabiendo que son más o menos inevitables, tal vez haya llegado la hora de plantearnos, como lo hace Rosaura Ochoa, un poco de desconexión como tendencia para este 2011.
También Juan José García-Noblejas ha destacado la capacidad de desconexión para “que la comunicación no sea histérica, ni repentina, ni de instintos”, al tiempo que promueve lo que viene llamando desde hace tiempo slow communication.
No se trata de volver a la polémica ludita y tecno-conductista de si la red nos está volviendo estúpidos, sino de reconocer que al acelerar y multiplicar todos los procesos vinculados a la información, tiene un impacto sobre nuestro cerebro.
El tiempo vital diario de los usuarios de la red es el único recurso que no escala en la nueva economía de la información. Aunque las máquinas sean cada vez más veloces y haya cada vez más información disponible, nuestros días siguen teniendo 24 horas.
Para optimizar el tiempo que dedicamos a consumir y a generar información, haciéndolo más fecundo y más profundo, tenemos que comenzar a desconectar un poco más. Para poder conectar un poco mejor.
Vía: Internet Archive. Relacionado: Arqueología web.