Se han integrado al paisaje urbano y están por todas partes: en la calle, en los medios de transporte, en los gimnasios, en los ascensores…, gentes que van por la vida conectados a su música mediante auriculares (que sumados a los que viven colgados del móvil acaban conformando el retrato de una generación que no sabe estar sola o en silencio).
Lo cierto es que vuelvo una y otra vez a valorar la obra Heartbeat de Dora García, que utilizo desde 1999 con mis estudiantes para analizar estructuras narrativas hipertextuales.
En clave metafórica, Heartbeat (nueva versión) aborda esta tendencia urbana:
Secretamente y sin que nadie se haya dado cuenta hasta ahora, una nueva moda se ha extendido entre nuestros jóvenes: el vicioso hábito de escuchar exclusivamente los latidos del propio corazón. Los que han dado en llamarse a sí mismos «Heartbeaters» (latedores, los que laten) sufren una percepción alterada de lo real, el mundo exterior reducido a un puro eco de sus propios espacios interiores. Esta percusión íntima influye en pensamientos y conductas, y es adictiva.
Dora confirma mis impresiones desde Bruselas: «el fenómeno crece sin parar», y me señala el portal de la comunidad de heartbeaters que ha puesto en marcha, Heartbeaters.net.
Si les interesa el arte digital y la hiperficción, no dejen de visitar sus otras obras en doragarcia.net, donde pronto habrá novedades.