El discurso de Juan Luis Cebrián a la Real Academia Española me da pena y me indigna. No le dedicaría ni una línea, pero es que es el consejero delegado del Grupo Prisa, es la Real Academia y está hablando de blogs… y no pega ni una.
A estas alturas del partido, seguir asimilando los blogs a diarios personales autobiográficos de exhibicionistas ya no es una cuestión de ignorancia, sino simple y llanamente un deliberado intento de distorsionar la realidad.
Todo el discurso, como bien apunta Montse Doval, suena como si, en el siglo XVII, un impresor con licencia real se pusiera hecho un basilisco porque ciertos personajes se permitían la desvergüenza de publicar pasquines a sus espaldas.
Cebrián demuestra que, o bien no entiende lo que está pasando en internet y el modo en el que se están reformulando las relaciones entre la gente, la información y los medios; o bien porque lo entiende, pretende vanamente aferrarse al viejo modelo comunicativo que los medios sociales han hecho trizas para siempre.
Otras reacciones
Manuel Almeida: Cebrián y «El gran dictador de internet»
Julio Alonso: De blogs y genitales
Antonio Delgado: El académico Cebrián se abre la gabardina para opinar sobre Internet
Montse Doval: Escusado
Ricardo Galli: Un Head&Shoulder por allí
Daniel Martí: Cebrián y el bloc