Me entrevistaron en el diario Atlántico de Vigo acerca del impacto de las redes sociales en la educación y en los medios. Esto es lo que les conté:
¿Cree que las personas, jóvenes y mayores, somos conscientes de que la importancia que tiene lo que decimos y hacemos en las redes sociales?, ¿en qué medida definen nuestra identidad?
La información que compartimos en los medios sociales constituye nuestra huella digital y conforma nuestra identidad en línea. El rastro que deja nuestra actividad en la red afectará, para bien o para mal, nuestras oportunidades sociales y profesionales futuras. Entender esto es clave para gestionar con inteligencia nuestras interacciones en el mundo virtual. Internet no es otro planeta, lo que hacemos en línea tiene consecuencias.
En general ¿sabemos sacar partido a las redes sociales?, ¿cambian mucho las motivaciones de uso según la edad?, ¿por cuál deberíamos apostar para crear una marca personal y cuanto tiempo hay que dedicar a esto?
Las redes sociales son herramientas, plataformas que tenemos a disposición para extender nuestras capacidades de comunicación. Cada usuario, en función de su edad, necesidades y objetivos puede aprovechar el inmenso potencial de estos recursos para aprender más, para establecer y reforzar vínculos, para compartir conocimiento, participar en comunidades y construir su marca personal. El tiempo que dedicamos a las redes, igual que el tiempo que empleamos en el jardín, la huerta o nuestro hobby, depende de cuánta pasión pongamos en ello, de cuánto nos importe, pero no debería afectar a la calidad de nuestros vínculos en el mundo físico, ni a las horas de sueño y de trabajo o estudio.
¿Cuáles son las principales recomendaciones que haría a escolares?
Ante todo, hay que recordar que la edad mínima para participar en redes sociales es de 14 años. El criterio fundamental es la prudencia: no hacer en las redes lo que no haríamos en el mundo físico, tratar a los demás como nos gustaría ser tratados, preservar la intimidad y controlar el tiempo que permanecemos conectados, para no convertirnos en esclavos de nuestros dispositivos.
En cuanto a los medios de comunicación. ¿Cree que en general han sabido adaptarse bien a los cambios generados por internet?¿Queda mucho camino por recorrer? ¿Qué es lo mejor y lo peor de esta nueva era?
Los medios de comunicación que existían antes de internet siguen tratando de adaptar su cultura, sus flujos de trabajo y sus modelos de negocio o un entorno que ha trastocado casi todo lo que sabíamos acerca de la comunicación pública, la relación con las fuentes y la interacción con las audiencias. La buena noticia es que ahora todo el mundo puede publicar, la mala noticia es que ahora todo el mundo puede publicar. Los medios han perdido la capacidad de gestionar en exclusiva el espacio de la comunicación pública, ámbito que ahora tienen que compartir con sus audiencias convertidas en usuarios que también generan contenido.
¿Cree que las redes sociales y los blogs pueden hacer que el público no sepa distinguir cuáles son las fuentes fiables, donde está el periodismo?
La fiabilidad cada vez depende menos de las plataformas y más de las marcas corporativas y personales. La infopolución demuestra que seguimos necesitando filtros eficaces para consumir información de calidad, relevante y adaptada a nuestras necesidades y circunstancias.
¿En qué medida se ha incorporado el fenómeno de las redes sociales en las facultades de comunicación?
Tengo la fortuna de formar parte de una facultad que ha sido pionera en España en la introducción de los estudios universitarios de Periodismo e igualmente la primera en establecer en sus planes de estudio asignaturas sobre comunicación digital. Llevamos más de 20 años haciendo, pensando y enseñando comunicación digital. Por lo demás, el panorama es bastante variado, ya que en estas dos décadas se han multiplicado los centros académicos dedicados a la formación de comunicadores. Hay algunos sitios en los que también se hace muy bien, pero muchos centros siguen enfocando el mundo digital y las redes desde una perspectiva puramente tecnológica, incidiendo poco en las dimensiones comunicativas, narrativas, creativas y empresariales de los cambios que estamos viviendo.
Ver: «Internet no es otro planeta, lo que hacemos conforma nuestra identidad en línea».