Con motivo de la conferencia La transformación digital de la comunicación (Logroño, 18/10/18), me entrevistó Jorge Alacid para el Diario La Rioja (preguntas editadas):
La validez de los nuevos paradigmas
En 2003 publiqué Los nuevos paradigmas de la comunicación para describir las transiciones a las que nos abocaba el mundo digital y los nuevos escenarios que se abrían para la comunicación pública. Es un texto que sigue siendo válido, 15 años después, para entender por qué la tecnología cambió para siempre el espacio de los medios y de la información —y con ello— toda nuestra cultura.
La red aplanó el escenario de la comunicación pública, disolviendo las fronteras entre los medios y facilitando a todos los usuarios la publicación y difusión global de contenidos.
Las profecías que fallaron
Fallaron, tanto los discursos tecno-utópicos como los apocalípticos, porque la revolución digital no nos liberó de las patologías de la información, como tampoco acabó con los viejos medios analógicos.
Los viejos medios ante las nuevas audiencias
La red convirtió a las audiencias en usuarios, extendiendo el poder de hacer comunicación pública más allá de las fronteras de los medios masivos de comunicación.
Toda vez que la identidad de los medios y de los comunicadores se había basado tradicionalmente en su capacidad exclusiva de intermediación para seleccionar, ordenar, narrar y difundir un relato profesional acerca de la realidad, la emergencia de los usuarios generando contenidos (User Generated Content) planteó una dinámica informativa para la que nadie estaba preparado.
La respuesta inicial del sistema de medios establecido ante los impactos de la red fue de desprecio. Los medios despreciaron a los blogs y a Twitter hasta que no tuvieron más remedio que incorporarlos a su propia oferta informativa. Hoy, todas las grandes cabeceras mediáticas cuentan con blogs y con presencia en las principales redes sociales, sencillamente porque la red y sus usuarios cambiaron los caminos de la información.
La adopción del cambio
La tendencia natural de las industrias establecidas no es abrazar alegremente el cambio, sino más bien, intentar proteger sus ventajas y extenderlas al nuevo escenario. El problema, en el sector de la comunicación —y en general, en las industrias culturales— es que el trípode conformado por la digitalización, la red y el acceso móvil creó las condiciones para un modelo de comunicación pública fuera del control de sus viejos protagonistas.
La tormenta perfecta sorprendió a todo el mundo sin brújula y, cuando aclaró, dejó tras de sí un entorno que no resultaba fácilmente navegable para los viejos transatlánticos.
La transparencia y las tecnológicas
Las revelaciones de Snowden en 2013 han marcado un punto de inflexión en las relaciones, hasta entonces muy amigables, entre los usuarios y las plataformas de la red. A comienzos de 2018, el caso de Cambridge Analytica volvió a fracturar la confianza de los usuarios y aumentó la presión para un mayor control público acerca del modo en el que las tecnológicas gestionan los datos de sus usuarios.
Tanto en el ámbito fiscal como en el de gestión de datos personales, la legislación procura reconducir el comportamiento de unas empresas, conocidas por el acrónimo GAFA (Google, Apple, Facebook y Amazon), que han adquirido un poder tan descomunal que ya empiezan a generar temor.
Hay un aspecto crucial en el debate acerca de la transparencia de estas tecnológicas que es la cuestión de los algoritmos que, siendo buena parte de su modelo de negocio, siguen siendo “cajas negras” tanto para los Estados como para los ciudadanos. Ocurre que no sabemos qué datos están obteniendo de sus clientes, ni cómo los están utilizando, ni qué capacidad tienen los usuarios para rectificarlos, transportarlos o eliminarlos.
La tecnología en las aulas
La paradoja educativa que plantean los dispositivos es que no se puede enseñar acerca de la conectividad desconectando a los estudiantes. El gran reto para la universidad, una vez más, consiste en diseñar cauces pedagógicos para incorporar la tecnología en los procesos de enseñanza y aprendizaje de todas las disciplinas.
El futuro del periodismo
Vamos hacia un mundo hiperconectado en el que tendremos que aprender a convivir con máquinas cada vez más inteligentes y autónomas.
Vamos hacia un mundo en el que la experiencia de lo real integrará de manera creciente los planos físico y virtual hasta el punto en el que no serán fácilmente distinguibles.
El futuro del periodismo, en el corto plazo, pasa por la reinvención de los medios de comunicación —que es la transformación digital pendiente— y por el emprendimiento en torno a medios digitales nativos.
En el medio y largo plazo, el periodismo volverá a verse transformado por tecnologías como el big data, la inteligencia artificial y la realidad virtual y aumentada.
Ver también: Experto cree que hace falta aceptar más las innovaciones en comunicación (entrevista para Agencia EFE).