Me entrevistó Sara Polo para su reportaje en El Mundo sobre la crisis de algunos medios nativos digitales. Esto es lo que le conté (preguntas editadas).
En apenas unos días hemos asistido al cierre de BuzzFeed y los rumores de bancarrota acechan a Vice. ¿Es éste el fin de una era en Internet?
Estamos asistiendo al agotamiento de un modelo de negocio que consiguió, durante casi treinta años, prolongar en el mundo digital el funcionamiento económico de los medios de comunicación basado en la fidelización de las audiencias para ofrecerlas a los anunciantes.
Decía en su libro Los medios después de Internet que los medios cambian cuando cambia la cultura de la audiencia. ¿Qué cambios se han producido en nuestra cultura digital que han precipitado el fin de estas empresas que ostentaron un grandísimo poder hace relativamente pocos años?
La multiplicación de soportes ofrecidos por la digitalización y la hiperconectividad que aportaron los móviles han fragmentado y especializado el consumo de contenidos, cuya producción ha sobrepasado al establecimiento mediático y se ha instalado en los entornos sociales.
Las plataformas de las grandes tecnológicas tomaron la delantera a los medios, y ahora los protocolos abiertos están amenazando con desplazar a las plataformas. La crisis de Twitter y el auge de Mastodon está mostrando los contornos de un nuevo paradigma emergente.
Dado que el fin definitivo de estos nuevos medios ha llegado recientemente, ¿cree que la fatiga informativa derivada de la pandemia ha podido precipitar este cambio?
Si algo nos ha enseñado la historia de internet es que no hay ningún cambio que pueda considerarse definitivo. La pandemia ha sido un punto de inflexión, pero la crisis del modelo de los medios y la transformación del ciclo de la información son fenómenos anteriores: posverdad fue la palabra del año en 2016.
En el caso de España, la traslación de ese fin de los medios enfocados a Internet es Playground, ¿cómo analiza esta desaparición en nuestro país?
La historia de PlayGround está ligada a Facebook. La evolución de los algoritmos de esa red, así como la transformación de su base de usuarios, constituyen un ejemplo de libro de lo que ha supuesto para los medios digitales la dependencia de las redes sociales como fuente de tráfico.
El libro Traffic de Ben Smith analiza el auge de los medios basados en el tráfico a partir de la emoción, principalmente de parte de emprendedores que se identificaban como progresistas, y que daban espacio a movimientos sociales como el feminismo o el ecologismo. En los últimos años, hemos visto cómo los movimientos populistas de extrema derecha se han apropiado de ese recurso emocional y han colonizado las redes. ¿Cómo analiza ese paso de la emoción ‘progresista’ a la ‘conservadora’?
El ocaso o desaparición de muchos de los emprendimientos digitales analizados en el libro, como Drudge Report, The Huffington Post y Gawker Media, revelan que la crisis del modelo no es un fenómeno nuevo, sino que se viene gestando desde hace bastante tiempo.
De todas formas, no es una cuestión fundamentalmente ideológica sino más bien económica. Una vez más, el mercado ha cambiado más rápido que los medios.
¿Hacia dónde se dirigen los medios digitales? Ben Smith traza en su libro la competencia entre dos formas de entender el tráfico: los clics y las comunidades. En su momento, se impuso el clic, ¿ha llegado el momento de las comunidades?
Estamos ante un cambio de ciclo en los medios digitales por agotamiento del modelo comercial de internet, por la saturación de los usuarios y por la crisis de credibilidad de las empresas informativas.
En este entorno, vale la pena recordar los orígenes no comerciales de la red y valorar la oportunidad de refundación de internet que están ofreciendo los modelos federales basados en software libre y en protocolos abiertos.
Ver: «El ocaso de los medios digitales que creyeron reinventar el periodismo», El Mundo, 16/5/23.