Autora invitada: Gemma Ferreres.
Google a veces dispara perdigones, a veces cañonazos y a veces misiles. Google Base pertenece a esta última categoría, como Gmail en su día. (Aleccionador leer nuestros comentarios en aquel Día de los Inocentes gringo de 2004).
En mi primera visita a Google Base vi, bajo la apariencia de formularios para la recogida de datos, la materialización de lo que se ha dado en llamar la web semántica (si es que mi asistencia a un curso sobre XML en 2002 sirvió para algo). Tipologías de contenidos descompuestas en sus mínimas unidades informativas. Ejemplo: una receta debe incluir ingredientes, tiempo de cocción, tipo de cocina a la que pertenece… Nada grave si no fuera porque, con su enorme potencia, Google puede imponer como estándares tecnologías propietarias. Y nosotros, usuarios confiados, le ayudaremos a hacerlo. «Add another attribute». No es la primera vez que Google hace algo similar. Y en la corta historia de la industria informática tenemos más ejemplos.
Una nota de News.com de mayo de 2001 empezaba así:
An Internet standards group has approved a new technology that it hopes will greatly improve the way businesses exchange information over the Web
Se referían al XML.
En mi segunda visita mi preocupación no ha hecho sino aumentar. En el tipo de contenido «perfil personal» los campos son: sexo, estado civil, estudios, edad, orientación sexual, empresa… Lo único bueno que he encontrado es la opción a vincular una imagen preexistente de la persona, en vez de subir una nueva, lo cual me tranquiliza como ecologista de la web. Pero cualquiera puede facilitar esos datos sobre quien le parezca. No sé cuántas leyes españolas se vulneran en una sola pantalla. Necesitamos más iniciativas como ColorIURIS, que adaptan nuestras leyes a la web o al revés ;) .
Siento usar tan a menudo términos bélicos al relatar lo que sucede en la www, pero es que realmente se ha convertido en un campo de batalla, en el campo de batalla, y el poder destructivo del penúltimo bombardeo es tal que me cuesta visionarlo en todo su alcance. Tú ¿en qué bando estás?