Autora invitada: Gemma Ferreres.
Se podrían comparar los blogs con restaurantes, los posts con los platos del menú y a los bloggers con cocineros. Encontraríamos fast-foods, comida casera, cocina de autor… Dependiendo de tus gustos, necesidades o circunstancias elegirías uno u otro, volverías siempre al mismo o preferirías cambiar de vez en cuando.
El problema es que, mientras que todos conocemos la pirámide alimenticia y sabemos qué ingredientes debemos consumir a diario o esporádicamente y en qué cantidades, la dieta informativa no ha sido tan estudiada, probablemente porque sólo hace 300 años que se introdujo en nuestros hábitos. Es más, descubro horrorizada que a veces el sistema educativo favorece los excesos. ¿Acabaremos todos obesos?
También se pueden comparar los blogs con el aparato digestivo. El blogger sería quien dirige, más o menos conscientemente, el proceso de disolución y absorción de la información para que llegue a cada célula, o sea, a nosotros los lectores. El riesgo es que una dieta inadecuada derive en enfermedades del aparato digestivo.
Dedico este post, sobre un tema del que se podría escribir todo un libro, al grupo de bloggers barceloneses con los que tuve el gusto de compartir mesa al inicio de este largo Puente de Diciembre: los sospechosos habituales y dos pesos pesados de la blogosfera catalana a los que saludé por primera vez: Faemino y Artnau.