Autora invitada: Gemma Ferreres.
Afortunadamente, no tengo que diseñar modelos de negocio, porque sería un verdadero desastre, pero se atisba cada vez más algo que resumiría así: retener a los clientes de una web es algo así como conseguir que tu jilguero se quede en la jaula a pesar de tener la puerta abierta. Siempre me ha maravillado cómo Blogger, que se creó por personas que entendían la Red, fidelizaba a sus usuarios precisamente porque les dejaba irse cuando quisieran. ¿Quieres tu propio hosting? No te ponemos ningún problema. ¿Quieres llevarte tus posts? Expórtalos tranquilamente.
Es dar una vuelta de tuerca al concepto superado de sitios pegajosos que comentaba E. Dans recientemente.
Pero ¿quién es el valiente que va a dejar que te bajes sus películas, esas que costaron cientos de millones? ¿Quién se atreve a dejar la puerta abierta confiando en que su servicio es tan bueno que el jilguero volverá tras su paseo diario? Sin estar exento de dificultades, me parece más factible que domesticar a un animal silvestre.
Una idea sobre la que volver.