Me entrevistó Álvaro Soto para la agencia Colpisa sobre el discurso del odio en las redes sociales. Esto es lo que le conté:
¿Cree que Facebook, Twitter y otras redes están haciendo lo suficiente para acabar con los mensajes de odio en las redes?
La proliferación del discurso del odio y el acoso (además del fenómeno de las fake-news y otras manipulaciones), han puesto definitivamente contra las cuerdas a las redes sociales que ya no pueden seguir esquivando su responsabilidad editorial en plataformas que hace tiempo dejaron de ser meramente tecnológicas.
Facebook anunció el 27 de junio que reforzaría, durante 2018, con 3.000 empleados su actual plantilla de 4.500 personas dedicadas exclusivamente a la gestión de comunidades en todo el mundo. Además, el propio Mark Zuckerberg reveló que uno de sus propósitos centrales para 2018 sería proteger a su comunidad del abuso y del odio.
Por su parte, Twitter desde el pasado 18 de diciembre comenzó a controlar el cumplimiento de sus nuevas reglas sobre Comportamiento abusivo que incluyen una Política relativa a las conductas de incitación al odio.
¿Cuál podría ser la solución para evitar que en las redes impere la ley de la jungla?
No existen soluciones sencillas para los problemas complejos que nos plantean unas plataformas que son utilizadas por miles de millones de personas cada mes. Solo en Facebook, cuyas propiedades online registran más de 5 mil millones de usuarios activos por mes, se eliminan 66.000 posts a la semana denunciados por «hate speech».
Una respuesta adecuada a este reto debería contemplar una combinación de mecanismos, incluyendo: políticas de uso restrictivas, controles más efectivos, inteligencia artificial asistiendo a equipos de editores por lenguas, autorregulación de las propias comunidades, educación temprana en alfabetización digital, verificación de la identidad de los usuarios y aplicación de la legislación vigente.
¿Cree que lo que ha hecho Lorenzo Silva es una tendencia al alza, es decir, que cada vez más gente va a abandonar las redes o es un caso aislado?
A las redes no las vamos a mejorar marchándonos de ellas, sino luchando para preservarlas como espacios comunes, aportando valor, contribuyendo a extender una cultura de civismo y educando a los usuarios para una comunicación no hostil.