Me entrevistó Antonio Montesinos para la revista digital Wawancara sobre los cambios culturales, sociales y políticos que ha producido internet, esto es lo que le dije:
Salvando las distancias temporales, ¿se podría comparar la aparición de Internet con la de la imprenta?
Internet es la imprenta del siglo XXI, ya lo planteó Alejandro Piscitelli en un libro que lleva ese título publicado en 2005. En ambos casos se trata de tecnologías disruptivas e irreversibles cuya adopción ha producido cambios culturales de profundo calado. La imprenta introdujo la producción industrial de textos, democratizando la lectura, e internet ha facilitado la difusión descentralizada de contenidos multimedia democratizando la comunicación pública.
La estructura física de Internet tal como se concibió como red distribuida y descentralizada ¿tiene algo que ver con su éxito?
La base de internet son los acuerdos acerca de cómo se conectan las máquinas a la red y cómo circula la información por ella. El éxito de la red, no solo se debe a su arquitectura, sino a su neutralidad acerca de los contenidos que transporta. Por eso las amenazas a la neutralidad de la red constituyen el mayor atentado contra el pasado y el futuro de internet.
¿Alguien se esperaba esto?
Internet, como muchas de las tecnologías de la información que han triunfado a lo largo de la historia, responde al paradigma del Cisne Negro planteado por Nassim Taleb: sucesos altamente improbables que acaban produciendo cambios radicales y cuya predictibilidad suele justificarse a posteriori.
Que cada quién pueda decir lo que quiera en Internet tiene sus ventajas, pero también sus inconvenientes. Mucha gente se queja de la cantidad de información intrascendente que puebla la red ¿Es este uno de sus puntos oscuros?
La descentralización de una red que permite la publicación global autogestionada es la mayor fortaleza de internet, aunque precisamente porque no existen editores ni sistemas de filtrado previos, el ruido es un importante efecto colateral. La clave, y de allí el éxito de los buscadores y de las redes sociales, consiste en la utilización de algoritmos y de la inteligencia distribuida de nuestro propio grafo social, para filtrar la información que nos resulte relevante. La desproporción entre señal y ruido que se produce en la red, es precisamente una de las razones que siguen justificando la existencia de medios y del periodismo como sistemas profesionales de filtrado de información.
¿Podríamos decir que esa horizontalidad es, con sus inconvenientes, su mejor aportación al proceso de comunicación?
La hiperconectividad que genera la combinación de internet con los dispositivos móviles de acceso (teléfonos inteligentes, tabletas y portátiles) no solo tiene un impacto sobre el proceso de la comunicación, sino que al cambiar la velocidad, la dirección y el volumen de la información circulante también produce cambios radicales en la política y en la economía.
Qué ridículo queda, al mirar la hemeroteca, la manera en que los directivos de los grandes medios despreciaban las redes sociales en sus inicios…
Todas las instituciones sociales (políticas, económicas, educativas, religiosas, familiares y mediáticas) están sufriendo el impacto de la virtualización de las relaciones sociales. Entender que las redes sociales virtuales no son una burbuja ni una moda pasajera, sino que forman parte, junto al mundo físico, de nuestra experiencia cotidiana de la realidad, es algo que a los viejos actores culturales les está costando mucho aceptar. Los nuevos medios se desprecian cuando no se conocen, cuando no se comprenden o cuando son percibidos en términos de amenaza por quienes no están dispuestos a cambiar.
¿Internet ha supuesto una cura de humildad para esos medios?
Internet acaba con la arrogancia de los medios al mismo tiempo que liquida la base de su modelo de negocio tradicional. Los periodistas han dejado de ser la voz y los intérpretes en exclusiva de la opinión pública y los medios han visto como sus audiencias cautivas se han dispersado y se han convertido, además, en generadoras de contenido. El pánico de los medios se produce cuando descubren que han dejado de estar en el centro.
Un conocido twittero, muy activo en el 15M, llegó a decirme que la gente le escribía para preguntarle si era verdad lo que publicaba ELPAIS.ES. El 15M supuso un punto de inflexión importante en este asunto, ¿verdad?
El 15M fue un hito porque hizo visible un movimiento social que hasta entonces era puramente virtual: la gente de las redes salió a las calles. No obstante, las elecciones locales y autonómicas que se celebraron siete días más tarde dieron el triunfo mayoritario a la opción política que estaba en las antípodas de ese movimiento, demostrando que no basta con salir a la calle, sino que también hay que votar para que cambien las cosas.
Le preguntas a un buscador y obtienes respuesta favorable en el 95% de los casos. Le preguntas a los políticos y las respuestas siguen siendo confusas. ¿Tendrá esto algo que ver en la creciente demanda de transparencia por parte de la gente?
El problema de los buscadores es que resultan demasiado rápidos para ser tan imprecisos (la búsqueda de «Cuba» arroja 636 millones de resultados en 0,49 segundos). El problema con la clase política no es solo que no responda preguntas en ruedas de prensa, sino que tampoco responda por sus errores de gestión, y cito de nuevo a Taleb: «a los burócratas que nos gobiernan no les afectan sus malas decisiones».
¿La inteligencia colectiva funciona?
Las multitudes pueden actuar de forma inteligente, pero también de forma idiota. Por esta razón me parece acertado el enfoque de Pisani y Piotet cuando plantean el tema como «La alquimia de las multitudes». Los efectos amplificadores de las redes pueden convertir en viral tanto el conocimiento como el rumor o la mentira.
Wikipedia es uno de los ejemplos más notorios de inteligencia colectiva. Uno de sus puntos negros es la facilidad que brinda para que se publique información manipulada por colectivos interesados. ¿Por ahí hace aguas?
La Wikipedia es un buen ejemplo de la capacidad de la red para generar entornos autoregulados y constituye un magnífico laboratorio acerca de los procesos de discusión, toma de decisiones y corrección de sistemas de gobierno descentralizados basados más en el mérito que en la jerarquía.
Muchos pensadores proponen usar las redes informáticas como herramienta de participación y decisión política por parte de la ciudadanía. ¿Andaremos ese camino algún día?
La información distribuida fractura las jerarquías y el centralismo por lo que desconcentra el poder. En este nuevo contexto, muchos de los supuestos sobre los que se asienta la democracia se ven cuestionados, aunque todavía no tengamos sustitutos válidos. Ya sabemos cómo son las campañas políticas 2.0, pero todavía no sabemos cómo sería una democracia 2.0.
¿No se hace necesaria una formación adecuada por parte de la ciudadanía para poder tomar decisiones de índole político? Lo pregunto de otra forma, ¿Está todo el mundo preparado para dar ese paso?
La ciudadanía informada, la publicidad de los actos de gobierno y el control del poder por parte de la prensa han sido algunas de las condiciones clásicas de las democracias. La formación de la ciudadanía, no sólo en lo referido a la política, sino en general acerca de lo que supone vivir en una sociedad de la información, sigue siendo una de las asignaturas pendientes de nuestro sistema educativo.
¿El escollo más importante a la hora de implantar cualquier tipo de democracia electrónica es la inercia propia de los políticos para abandonar sus privilegios?
Depende de lo que se entienda por «democracia electrónica», pero seguramente cualquier sistema futuro aunque mejore la transparencia, distribuya el control y aumente la frecuencia de las consultas, requerirá de administradores profesionales.
Esta democracia distribuida, por llamarla de alguna manera, ¿no puede propiciar la aparición de minorías hiperactivas con gran peso en el proceso de la toma de decisiones?
Lo que está distribuido es la red y la información, no el talento, la capacidad, ni la formación de sus usuarios. Las experiencias de la Wikipedia, de Menéame o de Twitter revelan la desproporción existente entre usuarios activos y pasivos y dibujan entornos que tienden a ser más meritocráticos que democráticos.
¿Realmente las TIC se van a convertir con el tiempo en la promesa que todos esperamos?
Tradicionalmente la industria vende a la sociedad las innovaciones tecnológicas como promesas. Soluciones en busca de problemas. Afortunadamente, cuando la sociedad adopta de manera masiva una tecnología, se acaba apropiando de ella e inventa formas de utilización que no necesariamente eran las previstas por el fabricante. El ritmo de adopción de tecnologías de la información desde la popularización de la Web a mediados de los noventa, ha dejado atrás la promesa y ha convertido a la información en un factor ambiental, como nos enseñó Marshall McLuhan. Vivimos en una sociedad de la información, aunque todavía no sabemos qué es lo que significa.
Ver: Entrevista en Wawancara.