Ayer tuve el placer de visitar la Bodega Otazu y de participar en una cata dirigida por Javier Bañales, su director gerente. Javier supo transmitirnos su pasión por el vino y el afán de excelencia que su familia ha imprimido a esta empresa.
Estamos en época de cosecha, de modo que los aromas en la zona de toneles de fermentación eran de lo más intensos. El Chradonnay promete.
La nueva bodega es obra del arquitecto Jaime Gaztelu que, frente a la espectacularidad monumental de otras bodegas, ha optado por una disposición subterránea y cubierta en crucería con estructura de hormigón vista. Embruja y seduce.
Durante la cata pudimos degustar un Chradonnay 2008, un rosado Merlot 2009 y un Crianza 2006 (Tempranillo, Merlot y Cavernet Sauvignon). Aquí es dónde debería poner una lista de adjetivos, pero resumo: sublimes.
La colección de arte privada de Señorío de Otazu merece por sí misma una visita. Me encantaron las obras de Manolo Valdés.
Pueden ver mis modestas fotos de la visita en Otazu. La Bodega Otazu, como corresponde, está en Facebook y en Twitter: @bodegaotazu Tengo que volver. Pronto.